miércoles, noviembre 26, 2008

Juan de Flandes.


Renacimiento en España:
Juan de Flandes.

Estos días todos los medios hablan de Barceló, de la cúpula de la ONU, de Arte Moderno, de la misión del Arte, del mercantilismo artístico actual, etc..., y Kovalski se dice, entonces ¿quién se va a ocupar de la pintura renacentista española? ¿nadie? Está bien, cogeré yo ese timón, asumiré esa imensa responsabilidad. No quiero realizar un llamamiento patriótico a la causa ibérica pero sí me apetece comentar la obra de alguno de los pintores del cinquecento más importantes de España, ¿qué pasa? todo no van a ser Van Eycks y Leonardos, aquí también tuvimos genios. Para empezar un pintor que no era español, o al menos fue tan español como Ribera fue italiano, o Picasso francés, o El Greco español. Se conoce de su existencia en España desde 1495, cuando llegó a Castilla para ser pintor de la Corte de Isabel la Católica; y muere en Palencia en 1519. "En esa primera etapa su pintura es de una técnica insistida y suave con un carácter de miniatura", dice la Summa Artis. De hecho se piensa que estudió o bien en Gante con el Maestro de María Borgoña o bien en Brujas con Gerard David. "Pero pronto asimila nuestro ambiente y hay que admitir el influjo español en el acento racial de algunas de sus figuras. En las tablas españolas su arte se hace más robusto, con las figuras de mayor tamaño, con una mayor plasticidad y una coloración más fuerte. Un más intenso humanismo dramatiza sus composiciones. Hay en las figuras una mayor solemnidad, un sentido más grave y varonil de las formas, con expresiones de fuerte carácter, con cabezas de tipo ibérico y con un italianismo en los detalles más asimilados." Como si lo viera, llega el maestro flamenco con todo su orden y disciplina nórdicos y enseguida lo estropeamos con nuestra gracia natural y desenfadada: "vamos, maestro, acabe ya que nos vamos a tomar unas cañas": acento racial, mayor plasticidad, coloración más fuerte; "pero si así está bien, ¿para qué tanto detalle?": intenso humanismo, sentido más grave... Continúa la Summa Artis -pocas son las fuentes bibliográficas consultadas en las que se menciona a este gran artista-:"El arte de Juan de Flandes es uno de los productos más angélicos de toda la historia. Sus formas son de infantil seducción, bañadas en una claridad nácar, su canon es alargado y las proporciones son de afinada esbeltez." Es decir, la sombra del manierismo que alcanzaría su más alta expresión con El Greco ya estaba en camino. "Su paralelo único es Gerard David. Sobre un fondo flamenco cuatrocentista, con el gusto por las superficies sólidas y los colores suntuosos y macizos, palpita y predomina una idealización, unos valores de genérica belleza, que dan a sus imágenes esa sensitiva y poética aureola de tan penetrante lirismo. Las figuras se destacan muy corpóreas y de blando modelado, con colores intensos, pero de aterciopelados tactos. Gusta de los paisajes claros y miniados y de arquitecturas ruinas. Y su maestría se manifiesta en el fuerte realismo de los accesorios: joyas, metales, piedras, bordados...". Estas ruinas nos recuerdan a del Sarto, pero también a todos esos flamencos como Van der Goes, David, e incluso Durero, y su precisión en los ornamentos apuntan a Van Eyck. Sobre el retablo mayor de la catedral de Palencia (ampliación con diez paneles con historias de la vida de Cristo, 1509-1518) la vasta enciclopedia utiliza términos tan elogiosos como "sentido escultórico del modelado", "realismo extraño que a veces parece relacionado con Metsys, y una profundidad y grandeza de escenarios arquitectónicos que dan a estas pinturas aire renaciente"; y sobre Adoración de los magos en la capilla de Santa Ana en la iglesia de Sta. María, en Cervera de Pisuerga: "ternura de colores, cielos lechosos y aurales, vaguedad feliz de sus perspectivas, la imagen de la Virgen con túnica y mantos azulados y rostro de gran concentración y clara luminosidad". Me gusta la "vaguedad feliz de las perspectivas", es decir, que están contrahechas, que son catastróficas, en resumen, son modernas. Sobre el retrato de Juana la Loca, en Viena: "la pobre reina se halla pintada con una punta de extravío y de obsesión en la mirada. Muy expresiva es la mano, de agudos y delgados dedos". En el Prado podemos ver La resurrección de Lázaro -qué mala cara tiene el pobre-, Ascensión del Señor, Oración en el huerto y La Crucifixión, esta última de reciente adquisición (2005) -para que luego digan que Hacienda no somos todos-, y para Finaldi "es una obra de madurez con efectos extraordinarios, de gran sutileza y organización del espacio. Reúne todos los logros de la carrera de Juan de Flandes. Llama la atención el especial interés que el artista puso en la representación de las emociones de cada personaje y la forma en que se esmeró en los detalles, como las joyas distribuidas en el suelo al pie de la cruz"; es decir, cuatro tablas procedentes del Retablo de la Iglesia de San Lázaro de Palencia, otras cuatro salieron de España después de la Guerra Civil (Bautismo de Cristo, Anunciación, Adoración de los Magos, Natividad). En el Thyssen de Madrid hay un retrato de Catalina de Aragón a los once años de edad que es impresionante -la única reproducción artística que cuelga de las paredes del piso de este blogger, si exceptuamos el póster de Jessica Alba mostrando el ombligo en Sin City jeje-y que tiene mucho parecido al de Juana la Loca del Museo Kuntshistorisches de Viena, al fin y al cabo eran hermanas. Tiene unas dimensiones pequeñas, de 31 x 22 cm y según la web del Museo Thyssen "El hecho de que la protagonista sostenga en sus manos un capullo de rosa ha dado lugar a dos lecturas diferentes. Sterling ha interpretado la rosa como un símbolo de la casa Tudor (Catalina contrajo matrimonio, en 1501, con Arturo, príncipe de Gales). Elisa Bermejo considera, sin embargo, la flor como un atributo relacionado con la extrema juventud de la retratada. El rostro ovalado de la muchacha está construido con suavidad y se perfila con luces y sombras delicadas que contribuyen a aumentar el volumen. En su cara descubrimos una dulzura ensoñadora llena de serenidad que es típica de las obras de Juan de Flandes. Por lo demás, y como es característico en él, las manos, de las que en este caso sólo se dibujan los dedos pulgar e índice de la derecha, son de elegantes proporciones." El caso es que el rostro aparece como reflejado en un espejo convexo -seguro que David Hockney tendría algo que decir en este asunto-, produciendo una sensación de sueño mezclado con realidad, todo ello favorecido por el color casi fantasmal de la tez de la joven. Este retrato es para mi una de las cumbres de la historia de Arte, y conjuga el hiperrealismo técnico de la escuela flamenca con un aire de modernidad sugerido sobre todo por el misterioso semblante de la joven -mostrando resignación ante una vida "real" dirigida-, ajeno sin duda al futuro tan oscuro que le espera, en una interpretación del retratado que va más allá de la apariencia física -con la mente puesta en los retratos de Van Eyck y Hans Memling-, profundizando en la psique de la protagonista y ¿de la historia?

jueves, noviembre 20, 2008

Andrea del Sarto, pintor florentino.


Este comentario está dedicado a mi madre, para quien Andrea del Sarto es su pintor favorito.

El capítulo de Las vidas, de Giorgio Vasari, dedicado a Andrea del Sarto comienza así:"Hay realmente motivos para lamentarse de la forma cuando nace un buen talento, con perfecto juicio para la pintura, a la que se revela excelente a traves de obras dignas de alabanza, al ver después cómo se envilece en su forma de vida sin ser capaz de moderar de ninguna manera sus malas costumbres". Luego leyendo la vida de este gran pintor uno se da cuenta de que tampoco es para tanto, simplemente se enamoró de una mujer que le absorbía demasiado y que puso en peligro su obra artística. La fecha de su nacimiento parece ser errónea en el libro de Vasari: "En el año 1478, en la ciudad de Florencia, nació de un hombre de bien, apodado "el sastre" por el oficio que desempeñaba, un hijo cuyo nombre fue Andrea". La fecha considerada actualmente es 1486. Tampoco cuadra mucho con el epitafio que añade al final del capítulo, si muere en 1530 a la edad de 42 años ¿cómo va a nacer en 1478? a Vasari se le olvidó hacer esta simple resta. Aunque tampoco me valen las fechas 1486-1530 y muerto a los 42. Estudió con Pier di Cosimo "considerado entonces el mejor pintor de Florencia". En el Thyssen de Madrid hay una Virgen y Niño con ángeles de di Cosimo de gran belleza -aunque el niño parezca el diablo, por dios. Sobre la Anunciación de Andrea del Sarto de la Galería Palatina de Florencia fechada entre 1512 y 1514, y cuya predela -banco de retablo-, no identificada, fue obra de Pontormo y Rosso:"Pintó para los frailes de San Gallo una tabla de la Virgen recibiendo el anuncio de un ángel, en la que se aprecia una combinación de colorido muy agradable y unas hermosísimas cabezas de ángeles que acompañan a Gabriel, esfumadas con dulzura y relzadas perfectamente. Bajo ésta hizo una predela Iacopo du Puntormo, entonces discípulo suyo, quien dio muestras en aquella joven edad de lo que haría después en las hermosas obras debidas a su mano que se conservan en Florencia". Sí está bastante confirmado que Pontormo fuera alumno de del Sarto y luego tendría incluso ocasión de admirar su obra, es quizás una de esas ocasiones en que el discípulo supera al maestro. Llama la atención el tratamiento de la arquitectura del fondo en esta Anunciación, unas ruinas clásicas sobre las que unos individuos observan -¿qué carajos hacen ahí?- y que transmiten cierta idea de surrealismo -¿de Chirico?- y de soledad -¿Poussin?-. También destaca que la Virgen es un poco feilla de cara -se conoce que todavía no había entrado mucho en contacto con los autores flamencos-. Sobre la Virgen que se encuentra en la Alte Pinakothek de Múnich, comenta Vasari: "Gustó mucho la obra de Andrea a Giovan Batista Puccini por lo que deseando tener alguna cosa suya, entró en confianza con él y le pidió que hiciese un cuadro de la Virgen para mandar a Francia, aunque, como resultó hermosísimo, lo conservó para sí y no lo envió". Es genial, primero se hace su amiguito, luego le convence para que le pinte un cuadro y forrarse a su costa, y luego se lo queda -¡qué sensibilidad, qué hombre de palabra! Pero parece que por fin pudo mandar un cuadro a Francia: "se le buscó de nuevo para que hiciese otro cuadro para Francia, y sin penar mucho lo acabó. En esta pintura, que fue enviada inmediatamente, hizo una hermosísima Virgen María. Por ella los comerciantes obtuvieron cuatro veces su costo". Es de 1515 y está en el Louvre. O sea, que el mercado del arte ya tenía sus propios listillos en el siglo XVI. Vasari insiste en que la familia de la mujer era una carga: "trabajando sin pausa no obtenía ningún rendimiento debido a que el padre y hermanas de su mujer se lo comían todo". Tampoco es para tanto, a no ser que comieran las pinturas... Con respecto a La última cena de San Salvi, cuando en 1529 la ciudad fue asolada por los soldados éstos derribaron la iglesia y el campanario y cuando llegaron al convento quedaron tan maravillados al ver la pintura del refectorio que abandonaron su idea de demolición. Luego dicen que el arte no conmueve, veréis cuando los infieles invadan Europa y lleguen a la sede de la ONU en Ginebra como dan marcha atrás cuando vean la cúpula de Barceló. Por fin su fama se extendió por el país vecino y fue llamado a Francia por el rey Francisco I donde "hizo un Caridad excepcional para el rey, en cuya realización pasó por muchas fatigas" (en el Louvre, vemos más ruinas clásicas al fondo y una expresión de desazón en la Virgen -¡y con el pelo recogido!- que es entrañable). Pero esta aventura no duró mucho, y es que se fue sin su mujer -y sin el suegro y las cuñadas comilones- y tuvo que volver a Florencia pues su mujer amenazó con suicidarse si no regresaba. "Hizo también un cuadro para Lorenzo Iacopi, de mucho mayor tamaño que el habitual, con la Virgen sentada con el niño en brazos y otras dos figuras que la acompañan que se sientan sobre unas escalinatas que, por su dibujo y colorido, son similares otras obras suyas". Fechada en 1535, se encuentra en El Prado, y dibujos en British Museum, Louvre y Gabinete Nacional de Grabados de Roma. Es muy interesante la cantidad de dibujos preparatorios que se conservan de del Sarto. Sobre 1524 hace copia -en el Museo Nacional de Capodimonte de Nápoles- del retrato del papa León y el cardenal Julio de Médicis, con el reverendísimo Rossi de Rafael de Urbino por mediación del Magnífico Octaviano de Médicis y con objeto de dar gato por liebre al duque de Manúa a quien el papa había regalado el original de Rafael: "el duque Federico quedó satisfechísimo más aún cuando fue alabada por Giulano Romano, discípulo de Rafael, quien, creyéndola de su mano, se mantuvo en tal opinión, durante muchos años". Y cuando descubrió que era copia siguió pensando que era excepcional, incluso más que el original ya que era más difícil hacer una copia exacta de una obra maestra que realizarla de primera intención -o sea, que el tío era un genio de la apreciación artística. Se negó a pintar a unos ajusticiados -soldados que habían huido con la paga- porque no quería que a partir de entonces le colgara el sobrenombre de Andrea de los colgados, como le pasara a Andrea del Castagno -la verdad que es un nombre un poco raro, suena como a Andrea de los pirados. Así que le encomendó la tarea a un discípulo y aunque metió mano en la pintura al final la autoría correspondió a su alumno, lo que no sabemos es si al alumno le colgaron el consabido sobrenombre. En 1523 viaja a Mugello huyendo de la peste. Finalmente moriría en Florencia víctima de una enfermedad no aclarada. Con el emotivo epitafio sobre su tumba se cierra el capítulo de Las vidas de Vasari, y sobre el que se han recogido todas las citas de este comentario de Kovalski: "En memoria de Andrea del Sarto, pintor de talento admirable y a juicio de todos comparable a los maestros antiguos, su discípulo Domenico Conti, en reconocimiento al esfuerzo que dedicó a su educación mandó colocar agradecido este epitafio. Vivió 42 años. Murió en el año 1530".

miércoles, noviembre 12, 2008

Frans Hals,pincelada impresionista.


Hals nació en Amberes en torno a 1585, y murió en Haarlem en 1666. Es decir, fue coetáneo de Velázquez y Rembrandt. Fue un gran retratista y realizó tanto retratos individuales como colectivos. Es uno de mis pintores favoritos de todos los tiempos y sus cuadros siempre resultan impresionantes, tanto por su calidad de dibujo y cromática como por su increíble modernidad en la pincelada. Estamos hablando de un pintor del barroco en el que se aprecia un claro antecedente de la pintura impresionista francesa de la segunda mitad del siglo XIX. El gran Gombrich le dedica en su Historia del Arte algunos comentarios elogiosos: "Los retratos de Hals nos dan la impresión de que el pintor ha cazado a su modelo en un momento característico y lo ha fijado para siempre sobre la tela. Nos resulta difícil imaginar lo atrevidos y libres que estos cuadros debieron parecer al público de su tiempo. El mismo sistema de Frans Hals en el manejo de los colores y del pincel sugiere que apresó rápidamente una impresión fugaz. Los retratos anteriores a Hals están pintados con visible paciencia: a menudo advertimos que el modelo debió posar muchas sesiones, mientras el pintor registraba cuidadosamente detalle sobre detalle. Hals nunca dejó que se fatigara". Bien, esto lo dijo Gombrich antes de que el bueno de David Hockney publicara El conocimiento secreto. En él el pintor inglés levanta sospechas acerca de la increíble calidad del dibujo de Joven sosteniendo una calavera: "De nuevo Frans Hals, esta vez de 1626-1628. La mano escorzada es asombrosa. ¿Cóm pudo pintarse con una pincelada tan confiada y, no obstante, ser tan correcta, tan por completo, increíble? Y una vez más, ¿cuánto tiempo podía ser mantenida en esa posición? La calavera también es una obra maestra de la economía. ¿Podría en realidad Hals haberlo globocularizado? Parece haber una estructura sólida debajo de sus pinceladas fluidas. Debo recordar que aquí no hay dibujo preliminar al carboncillo, nada más que marcas pintadas. Una pintura hermosa con una base óptica". Recordemos que Hockney sostiene la teoría de que en aquella época ya se utilizaban recursos ópticos para conseguir un mayor realismo. Lo de los dibujos no es definitivo ya que como contaba Todorov en Elogio del individuo los dibujos solían destruirse una vez concluida la pintura al óleo. Continúa Gombrich: "Lo que parece al pronto un dejarse llevar por la inspiración del momento constituye, en realidad, el resultado de unos efectos previstos cuidadosamente". Andreas Prater sobre ese mismo cuadro alude también a una cuestión óptica: "la figura no se desarrolla desde la oscuridad hacia la luz, sino que se destaca desde un fondo claro. Efectos de ilusión óptica, como la mano extendida muy reducida y el cráneo, casi ya en la superficie del cuadro, son tours de force en los que no esta importante causar engaño óptico como mostrar el fino humor del pintor". A mi esa mano me recuerda a la de San Pedro en La cena de Emaús de Caravaggio. Andreas Prater también comenta otra obra maestra del holandés: "Si la pintura holandesa tiende a romper el límite del cuadro hacia delante, es decir, a efectos de ilusión óptica, El alegre bebedor se nos acerca no sólo con su gesto -nos tiende su vaso de vino, saliendo del cuadro-, sino que los elementos del lienzo están visualmente muy próximos e inmediatos. Estos efectos se consiguen con medios inversos a la pintura miniaturista: el objeto no se imita por medio del dibujo, sino que se llena de vida al insinuar en la pincelada su manifestación en la luz. Esta insinuación es tan precisa que el espectador obtiene una impresión fresca del fenómeno". La influencia sobre artistas posteriores es grande: Gainsborough: "Sus rápidas e impacientes pinceladas casi nos recuerdan la obra de Frans Hals, aunque Gainsborough fue un artista menos robusto"; Renoir (Baile del Moulin de la Galette): "Los ojos y la frente de la mujer sentada están en sombra, mientras que el sol se refleja sobre sus labios y su cutis. Su vistoso traje está pintado con unas cuantas pinceladas sueltas, más audaces aún que las de Frans Hals o Velázquez". Sí, Gombrich dice que Renoir lo supera pero Hals es ya una referencia histórica al nivel de Velázquez incluso; Rembrandt (Retrato de Jan Six ): "Es casi injusto compararlo con el vívido retrato de Frans Hals, pues donde Hals nos proporciona algo parecido a una instantánea convincente, Rembrandt siempre parece mostrarnos a la persona en su totalidad. Al igual que Hals, gustaba de su virtuosismo, la pericia con que podía sugerir el lustre de un galón dorado o el juego de luz en los cuellos. Reivindicó para el artista el derecho de dar un cuadro por acabado cuando hubiese logrado su propósito", según sus propias palabras; y de este modo, dejó la mano enguantada meramente abocetada". Guantes que también encontramos en este cuadro del Museo Real de Bellas Artes de Amberes, Retrato de Stephanus Geraerdts, cuyo catálogo comenta: "L´artiste a representé la piqure des manches, les gants, les revers des manches et le col de quelques coups de pinceau rapides, qui font penser a l´impressionisme et qui annocent déjà le style de Hals dans ses portrait plus récents (p.ex. les Regentes)." Y más adelante: "Une technique picturale également utilisée par Manet, est remarquable ici". Norbert Schneider acerca del cuadro Las regentes del Asilo de ancianos de Haarlem, de 1664: "Los grandes retratos colectivos de Frans Hals de los regentes y las regentes del asilo de ancianos de Haarlem fueron uno de sus últimos encargos, cuando ya se había retirado de la pintura, recibiendo del concejo desde cuatro años atrás una pensión de vejez de 200 florines", y también: "los regentes y las regentes apenas se reproducen ya narrando sus actividades. Se trata de un logro compositivo de la primera mitad de siglo. Se conserva el principio dela representación aislada de los rostros, sin interferirse mutuamente, respetando el deseo de los modelos, que pagaban individualmente. Y, sin embargo, Frans Hals consigue una forma de pintura preimpresionista, nada convencional, y de pintura espontánea (alla prima), que tiende a la forma abierta". Vemos como Hals fue un pintor audaz, innovador y absolutamente influyente en corrientes pictóricas modernas. Yo desde luego, cada vez que piso un museo por Europa busco al genio holandés, normalmente escondido en alguna salita pequeña, desplazado en muchas ocasiones por las pinturas de sus compatriotas Rubens y Rembrandt. En el Thyssen de Madrid podemos admirar dos cuadros: Grupo familar contemplando un paisaje, de 1645, y Pescador tocando un violín, de 1630.

miércoles, noviembre 05, 2008

Los retratos de El Fayum.


"¿Por qué todos estos retratos, que conceden tanta importancia a las particularidades individuales, que parecen pintados del natural, se encontraron en tumbas? Si se pintaron utilizando modelos vivos ¿por qué los cosieron en momias? Y si se pintaron utilizando modelos muertos, ¿cómo es posible que parezcan tan "vivos"?". Estas cuestiones tan enigmáticas son las que se hace Tzvetan Todorov en su Ensayo sobre la pintura flamenca del Renacimiento titulado Elogio del individuo. En su particular cruzada por descubrirnos las relaciones entre pintura y contesto histórico Todorov dedica una parcela a analizar los que para él suponen ser los primeros retratos individuales de la historia del Arte: "En el Imperio romano encontramos el más importante conjunto de imágenes de individuos que nos ha transmitido la Antigüedad, los denominados retratos de Fayum". El Fayum es una provincia de Egipto que fue colonizada por los romanos. Estos retratos se realizaron entre los siglos I y III d.C. Esto despierta una reflexión interesante. El "recorrido" temporal de estos retratos es de alrededor de 300 años, es decir, la misma distancia que existe entre un retrato de Velázquez y otro de Picasso. Esto nos plantea la cuestión de cómo conforme nos retrasamos en la historia del arte el tiempo se dilata, y entonces una sensación de vértigo nos aborda al pensar en la increíble y acelerada evolución artística del siglo XX, donde conviven Degas, Pollock, y Twombly. Estos pintores no eran Apeles precisamente, aunque evidentemente recogían su legado -entre los más de mil retratos encontrados hasta la fecha los hay geniales y los hay chapuceros como veremos, es decir, verdaderos artistas se alternaban en las funciones con meros aficionados. Normalmente estos retratos se hacían en vida de los protagonistas sobre tablillas de madera y cuando éstos la palmaban se desenmarcaban y se cosían a las momias de los difuntos, colocándose en un lugar visible de la villa, con lo cual el fallecido permanecía "vivo" entre los habitantes de la casa. Continúa Tedorov: "No poseemos información alguna sobre los pintores, y esta ausencia es en sí más significativa. Si hubieran sido apreciados como Zeuxis y Apeles, sabríamos sus nombres. Así pues, parece que en este caso se trata de un arte menor al que se dedicaban hábiles artesanos griegos, que encontramos un excelente mercado para sus productos. (...) Todos los retratos, o casi todos, nos miran. (...) en su mayoría participan de un estilo que podríamos llamar "realista", aunque también están presentes las significaciones, las repeticiones o la fuerza de los rasgos. (...) Tanto en los mejores ejemplos como en su conjunto, el arte de Fayum representa la cima del retrato precristiano. Es como si el encuentro de varias tradiciones, la egipcia, la griega y la romana, hubiese creado las condiciones adecuadas para que floreciera la representación pictórica del individuo". No olvidemos que el arte romano nos ha dejado algunas muestras de pintura más que notables como es el caso de Pompeya, por ejemplo, recordemos el mosaico de Alejandro Magno basado en una pintura, posiblemente del mismo Apeles -y ya comentado en este blog- u otras pinturas encontradas en las casas de ciudadanos pompeyanos, como nos relata E.G. Bulwer Lytton en su Últimos días de Pompeya, de 1834: "Más allá del vestíbulo aparecía el atrium, que cuando fue descubierto mostró su riqueza pictórica, que en point d´expression no habría disgustado a Rafael. Hoy puede ser admirado en el Museo Napolitano, adonde fue trasladado y despierta la admiración de los expertos. Las pinturas representan la despedida de Aquiles y Briseida. ¿Quién no es capaz de reconocer la fuerza, el vigor, la belleza en la delineación de las figuras y los rostros de Aquiles y su inmortal esclavo?". Es pues el arte romano el que se fusiona con el egipcio y con la tradición griega de Apeles en estos retratos funerarios de El Fayum. En su libro Esplendor del Arte de los faraones Maurizio Damiano comenta acerca del valor de estas obras: "Estos retratos tienen un valor artístico desigual, yendo del simple artesanado, a veces ingenuo o burdo, a piezas a menudo espléndidas, verdaderas obras maestras de la pintura mundial; han tomado su nombre del hecho de que en su mayoría proceden de la necrópolis del oasis de El Fayyum". También Damiano explica un poco la técnica utilizada por estos artistas o artesanos: "La técnica del encausto consiste en pintar con colores mezclados a la cera; para su uso es por tanto necesario deshacerlos con color y aplicarlos con espátula; la técnica fue empleada en el Arte Antiguo en El Fayum y en Pompeya." De estos retratos destacan: la joven aristócrata, con corona áurea; el niño, de piel aceitunada; y el reinado de los Antoninos, mujer con un leve bigote; también la judía, en Berlín. El tipo de peinado de las mujeres nos ayuda a conocer el reinado al que pertenecen las pinturas, si bien a Nerón, Antoninos, etc... El arqueólogo Biagio Pace explica el porqué de esos ojos "aegipciados" (¡picassianos, por dios!): "Se aprecia una singular expresión en los ojos abiertos y grandes, pero esto reproduce la moda del antiguo Egipto conservado todavía entre las poblaciones orientales de engrandecer la mirada con colores y cosméticos". Pude contemplar algunos de estos retratos en el British Museum -mientras sorteaba a los niños de una escuela que parecían estar haciendo una tesis sobre arte funerario, por favor-, y también vi alguno en Bruselas, sin embargo no recuerdo haber visto los de Berlín, en el Pérgamo, y debo haberlos visto, lo que pasa es que anodadado por la magnificiencia del Altar de Pérgamo y de la puerta de Ishtar es difícil reparar en algo más en aquel increíble lugar. Uno se pregunta al ver estas pinturas que te miran desde el más allá: ¿esto qué es? ¿una momia egipcia con cara de ciudadano romano y en estilo griego? Impresiona la claridad de los colores y el dibujo tan perfecto y expresivo, y es que a veces el Arte Antiguo nos hace pensar en artistas modernos. Es el invencible e inagotable ciclo del Arte que no tiene fin.