sábado, diciembre 27, 2008

Klimt: los cuadros de las Facultades.

 En 1894 Gustav Klimt recibió un encargo del Ministerio de Educación vienés por el cual debía decorar el techo de la Nueva Universidad con cuatro alegorías referidas a las distintas Facultades. Klimt se encargaría de 3 de ellas: la Medicina, la Filosofía y la Jurisprudencia. Franz Matsch tenía que hacer el cuarto -no tengo ni idea de cuál sería, ¿la Economía?-. El hecho es que nunca llegaron a realizarse esas pinturas en el techo. Klimt llegó a pintar 3 grandes cuadros con las composiciones definitivas pero el encargo de la Universidad se paró debido fundamentalmente a las críticas que recibió el artista en la presentacion de esos bocetos y devolvió las entregas de dinero realizadas hasta la fecha y desestimó el encargo. ¿Cómo es posible que esas obras tan impresionantes no gustaran a la crítica ni a la Administracion? El problema con su obra Filosofía radicaba en que, segun Gottfried Fliedl, "Esa contradicción entre la enigmática representación alegórica y la visión que la ciencia universitaria oficial tenía de sí misma, se manifiesta claramente en los comentarios de la época (...) la Filosofía no representaba sino "una masa indefinida e inerte que, al servicio de la procreacion eterna, es llevada como en un sueño, tanto en la fortuna como en la adversidad, desde los primeros movimientos del ser hasta la impotente caída en la tumba". Es decir, que el cuadro es un galimatías sin sentido -y por eso mismo mola, jeje. Con la Medicina no le fue mejor a Klimt. Segun comentarios de la epoca: "Klimt no hizo el más mínimo intento por representar la ciencia médica tal como pensaban los doctores... La Hygieia de Klimt (la figura principal), con su postura hierática y gracias a los símbolos que la antigua tradición griega le concedió, proclama únicamente la ambigüedad por excelencia ". Según Fiedl: "Nada hace alusión a la medicina, arte curativa y ciencia, como conciliadora del enfrentamiento entre la vida y la muerte". Además la figura femenina desnuda de la izquierda también provocó gran rechazo en la sección más conservadora de la crítica. Con el tercer cuadro Jurisprudencia parece que Klimt quiso vengarse un poco de la postura hostil de todos lo sectores y realizó su obra más personal de esta serie. En ella un viejo es humillado por la fuerza de la Justicia -y algunos autores como Schorske ven en el anciano un autorretrato de Klimt y un reflejo de la injusticia y apaleamiento al que estaba siendo sometido el pintor secesionista con sus dos cuadros anteriores. No se escapó esta alegoría tampoco de la crítica feroz del "iluminado" Karl Kraus: "ningún otro símbolo como la jurisprudencia puede revelar con tanta claridad al hombre del siglo XX con pensamientos del siglo XX tantas referencias" (sic-, o el traductor o el propio Kraus, no lo sé, pero alguien estaba borracho al transcribir esta línea). La jurisprudencia sirve de de mediadora entre aquellos que se aferran al poder y aquellos que desean alcanzarlo... (...) Pero Klimt reduce el término jurisprudencia a crimen y castigo, la administración de la justicia significa atrapar y retorcer el pescuezo". Bueno, ni más ni menos era lo que estaba haciendo Kraus con la obra de Klimt -aunque este símil suene un poco cursi. Todo esto derivó en que Klimt se mosqueara un poco: "Basta de censura. No buscare otra ayuda que la mía propia. Quiero salir de aqui. Quiero olvidar todas estas molestas tonterías que dificultan mi trabajo, y volver a la libertad. Rechazo cualquier ayuda estatal, renuncio a todo...". Lamentablemente estos grandes cuadros: Jurisprudencia, Medicina, y Filosofia, los tres fechados en 1907, y de 430 x 300 cm cada uno, junto a los dos del Palacio Dumba (Schubert al piano, 1899, y La Música II, 1898 -este mi cuadro favorito de Klimt junto a la Danae) y la Leda y alguno más, fueron destruidos en el Castillo Immendorf por las tropas nazis en su retirada con el propósito de que el arte austríaco no cayera en manos soviéticas. Este hecho tan lamentable nos ha privado de poder admirar estos increíbles cuadros, posiblemente lo mejor de Klimt -junto al Friso Beethoven quizas. Nos tenemos que conformar con unas fotografías en blanco y negro que son las que he colgado, unas imágenes que nos proporcionan la suficiente información como para que intuyamos la excelencia de estas pinturas.

viernes, diciembre 19, 2008

David Hockney: grandes árboles y piscinas.




El pintor inglés David Hockney ha aparecido en este blog en multitud de ocasiones. Curiosamente siempre referido a su obra escrita El conocimiento secreto (El redescubrimiento de las técnicas perdidas de los grandes maestros), a través del cual el artista intenta desempolvar antiguas técnicas ópticas utilizadas por los pintores del Renacimiento y del Barroco. No se nos escapa que David Hockney es ante todo -antes que investigador del arte, incluso- un pintor de gran relevancia mundial. Uno de los grandes autores británicos de la actualidad -quizás el más valorado junto a Lucien Freud. Robert Hughes comenta sobre uno de sus cuadros: "Quizá sólo un extranjero podía concebir una imagen tan afectuosa de la buena vida vacía bajo el sol californiano como la vemos en La gran zambullida (1967), de Hockney, cuya índole moderadamente astringente la aleja del hiperrealismo norteamericano con sus exageradas acumulaciones de incidentes en el contexto suburbano, pero es la manifiesta maestría de los medios lo que le da vida a esa composición: el absoluto virtuosismo de Hockney para representar los blancos velos de agua que el cuerpo hace saltar en el aire tras ser engullido por el azul, la desaparición contemplada por la ausencia, con todos los grados de estilización en un equilibrio perfecto. No es de extrañar que Hockney, el Cole Porter de la pintura figurativa, tantas veces y tan exageradamente fuera considerado su Mozart." Vale, pero hubiera molado que hubiese pintado a la bañista. Hockney nació en 1937 y su pintura podría incluirse en la corriente pop-art. Afincado desde los años 60 en Los Ángeles, se relacionó con Andy Warhol y Dennis Hopper -no me pregunten por qué, ¿no podía haberse relacionado con Mark Rothko y Edward Hopper por ejemplo? Hockney también es un gran retratista, su afición por el detalle, por la marca vital de cada retratado nos retrotrae a los Van Eyck, Hans Memling o Holbein. The photographer and his daughter, de 2005, nos recuerda al Balthus menos políticamente correcto y también al Picasso de El artista y la modelo. El azul dividido es de una audacia sin igual. La inocencia frente a la perversión. La lozanía frente a la decrepitud. Da miedo, por dios. Uno de mis cuadros preferidos de Hockney es éste de la Tate: Mr. and Mrs. Clarck and Percy:(1970-71), -foto arriba- en el que aparecen representados la amiga de Hockney Celia Birtwell y su marido Osie Clarck. "Ésta es la pintura más cercana al naturalismo. Yo solía utilizar el término naturalismo oponiéndolo a realismo. Dibujé la figura de Osie muchas veces. La cabeza sola la pinté al menos doce veces." No es para tanto, Giacometti las pintaba mil veces y además no las borraba. En esta pintura Hockney resuelve el distanciamiento de la pareja. Era un regalo de bodas y la pareja se separó antes de que el cuadro estuviera terminado. La próxima vez dése más prisa, señor Hockney. El gato vuelve a recordar a Balthus, pero está de espaldas, como si fuera ¿de papel? La luz que penetra como a hurtadillas es impresionante, y dota a los protagonistas de una sombría presencia. Una frágil pero persistente idea de levitación nos aborda al contemplar sus formas casi despegándose del suelo. Es una realidad tan diáfana que se aleja del realismo en sí. Es la característica más personal de Hockney. Sus colores fríos y uniformes conforman una impresión de ingravedad que nos transmite a la vez una gran paz y serenidad. Es en definitiva un pintor más cercano al Renacimiento flamenco que al naturalismo caravaggista o al hiperrealismo ingresiano. A veces pensamos en Hopper -ausencia, soledad-, a veces en Balthus -representativamente porque matéricamente se encuentra en las antípodas del polaco-, casi nunca en Bacon -aunque sus incios fueron expresionistas-, a veces en Holbein -en sus retratos-, a veces en ¡Rousseau! -por la fría distancia de los personajes. Este año Hockney donó a la Tate Britain su cuadro más grande (12 mx 4,5 m). Titulado Bigger trees near Warter (Árboles más grandes cerca de Warter) -foto abajo-, está compuesto por la conjunción de 50 lienzos -eso para mi es currárselo.



viernes, diciembre 12, 2008

Juan de Borgoña y Piero della Francesca.



Juan de Borgoña y Piero della Francesca:
Renacimiento español versus Renacimiento italiano.


En otro capítulo dedicado a la pintura del Renacimiento en España El gran Kovalski aborda la figura del gran Juan de Borgoña (otro pintor asimilado) y contrasta su obra Resurrección con la Resurrección del gran Piero della Francesca. De los orígenes de Juan de Borgoña conocemos aún menos datos que de Juan de Flandes. Algunos dicen que era francés -por aquello del sobrenombre-, otros que era español, y nadie dice que fuera italiano aunque sí está aceptado que estuviera en Italia a principios del siglo XVI aprendiendo de los maestros del cuatrocento. A destacar entre su producción tenemos los frescos de los claustros de la catedral de Toledo de 1495, el coloreado del Retablo gótico de escultura de la Capilla Mayor de 1500-1504; los paneles en la Capilla de la Universidad de Salamanca; el Retablo de la Catedral de Ávila, y así tenemos noticias suyas hasta 1536, por ejemplo El sueño de San José data de 1535. Pero su obra más importante quizás sea la que se encuentra en la sala capitular de la catedral de Toledo y que son unos frescos realizados entre los años 1509 y 1511. La Summa Artis habla muy bien de estas increíbles pinturas: "lo que más impresiona son las fantasías arquiectónicas de los fondos, con salas porticadas, sus torres, sus templetes, sus portadas florentinas"; valorando supremamente su calidad en la composición espacial: "complejidad de planos, perspectivas, que ni siquiera Italia superó". Así comenta su hipotética estancia en Italia alrededor de 1507 ya que desde "esta fecha encontramos un arte completamente nuevo, con un panorama italiano ya asimilado, de gran pureza. Es entonces cuando debió conocer y asimilar la pintura de Ghirlandaio. Y también la de otros maestros como Piero della Francesca y Borgognone. En el paisaje se halla cercano a los maestros flamencos y entre los italianos a Filippo Lippi." Se habla de huellas de Botticelli, Lippi, agrupaciones a lo Ghirlandaio y una fuerte influencia del Perugino, sin embargo apreciamos una ausencia de arte romano, tan presente en la obra italiana de aquel entonces, y el uso local de recuerdos mudéjares toledanos en cubrición de espacios, proporcionándole todo ello una personalidad puramente hispana a su pintura. En la sala capitular de la catedral de Toledo encontramos 3 paneles al fondo que representan el Descendimiento, la Piedad, y la Resurrección. Encuentro muy interesante comparar esta Resurrección con la de Piero della francesca de Borgo Sansepolcro, ciudad natal de Piero, y pintada en una fecha comprendida entre 1458 y 1468, los entendidos no se ponen de acuerdo. Aunque actualmente esta pintura se encuentra en el Museo Cívico, originalmente fue concebida para su ubicación en el Palacio del Comendador, es decir, tenía más valor político que religioso. Además la historia de la ciudad está bastante relacionada con el cuadro y con el porte del Santo Sepulcro -no sé adónde lo llevaban por dios, supongo que a Roma. En Piero el paisaje está dividido, a un lado es agreste y seco, a otro es verde y frondoso. No tengo ni idea de lo que significa, supongo que un cambio debido a la Resurrección del Señor. En Borgoña el paisaje es más distante, más puro, como meramente decorativo. En Piero la visión está dividida en tres planos: uno con los soldados durmiendo-y la increíble postura del soldado de la derecha que parece apoyado sobre una pared de cristal, dándonos la espalda, uno de los momentos más impresionantes de la pintura de este período-; otro con el Cristo -lejos de ser grandioso se muestra como un tipo algo demacrado, aunque musculoso, y sin ánimo de armar líos, mirando a no se sabe dónde, tampoco sabemos qué quiere ni por qué no deja dormir a los soldados-; y un tercero con el paisaje -que a fuerza de no estar integrado se presenta como un personaje más de la escena. En Borgoña la visión total es más convergente, con los distintos planos interaccionando entre sí, es en este sentido una pintura mucho má moderna, con un Cristo más majestuoso, casi asustando a los soldados que aquí no duermen salvo uno -como si homenajeara así a la pintura de Piero e incluso en una postura que recuerda al guardián de la tienda de Constantino en La visión ( o El sueño) de Constantino en Arezzo. Técnicamente es superior a la obra de Piero, sin embargo en Piero existe un manejo de los picos perspectívicos que convierten la pintura del italiano en un prodigioso poliedro donde las figuras parecen jugar un espacio vital, dando la sensación de que si tocáramaos alguna de esas piezas todo el montante global se derrumbaría. En Borgoña, si bien la composición ostenta un gran equilibrio es también cierto que la estabilidad de la misma no parece que se resienta si decididimos hacer algún que otro ajuste. No me pregunten cómo se explica esto porque no lo sé, es sólo una sensación, igual me dio demasiado el sol esta mañana. Los colores más vivos y el dibujo más natural de Borgoña hacen de su Resurrección una pintura más agradable de ver. La obra de Piero nos transmite una carestía, un cierto primitivismo que nos retrotrae al mundo antiguo anteriormente citado. En resumen, dos grandes obras de dos grandes maestros. Podríamos echar en cara a Juan de Borgoña que se inspirara en la obra de Berruguete o incluso directamente en la de Piero, pero es que Piero probablemente estudiara con profundidad a Domenico Veneziano, y éste quizás a otro gran maestro, de forma que la evolución de la historia del Arte se conformaría finalmente gracias a pequeños -o grandes en algunos casos- pasos de los grandes artistas, sin que podamos asignar a un solo nombre el peso de todo el movimiento renacentista, así que "nuestro" Borgoña no tiene nada que envidiar a los italiani, por favor, que tiene obra en el Louvre, Bowes Museum y el Prado, un poco de orgullo patriótico.