lunes, mayo 09, 2011

Martin Kippenberger 
en el Museo Picasso de Málaga.

La exposición, titulada -creo que desafortunadamente- "Kippenberger miró a Picasso" -digo lo de desafortunado porque alguien podría entender que Joan Miró anda por algún lado de la exposición, sobre todo teniendo en cuenta que la mayoría de los visitantes de este museo son extranjeros que no hablan el español-, nos presenta  19 óleos de gran tamaño, una colección de dibujos sobre papel de carta con membrete de hoteles, tres esculturas y una interesante muestra de carteles de exposiciones y de publicaciones relacionadas con o del propio Martin Kippenberger (Dortmund 1953, Viena 1997), que se distribuyen en las dos salas de la planta primera dedicadas a exposiciones temporales en el Palacio de Buenavista -del siglo XVI- en Málaga, en la calle san Agustín, donde está ubicado el Museo Picasso.
La aportación de este artista reside en su postura, "cuestionando la realidad que le rodea, destila un brillante sentido del humor unido a una extrema capacidad crítica." Bueno, ¿brillante sentido del humor? a lo mejor se refiere a su escultura Farola para borrachos o a la llamada discoteca para pollos -no hablemos de la tercera, Pendiente-, o a sus esperpénticas -grotescamente narcisistas- fotografías para el proyecto de la balsa de la medusa.
Según el tríptico del museo: "En Alemania, Kippenberger se dio a conocer a principios de los años ochenta dentro de la corriente pictórica gestual-figurativa, que surgió como reacción al arte conceptual dominante en los setenta, centrado en la investigación de la obra de arte como producto del ingenio lingüístico". El ingenio lingüístico es muy ingenioso, ¿a qué se referirá? ¿a las letras alineadas sin sentido que aparecen en algunos cuadros -tampoco en tantos como para que sea marca de la casa, o modelo referencial de su arte, ¡que no es Twombly!-? -me acuerdo del Pavitel de pirlosky, pero bueno, pirlosky pinta bastante mejor que Kippenberger-  Se menciona el interés de Kippenberger por "temas ligados a la historia de Alemania y a asuntos cotidianos, elaborando su trabajo influido por una atmósfera cercana a las prácticas vitalistas del punk contracultural". Demonios, menudo galimatías. Así que elabora su trabajo -esta parte la entiendo, pinta, digamos- influido por una atmósfera -digamos que por un entorno o ambiente- cercana a las prácticas vitalistas -¿prácticas vitalistas? ¿da saltos o qué?- del punk -esto va mejor, es decir, que escucha a los Sex Pistols -Tápies escucha a Wagner, Kippenberger escuchaba a los Sex Pistols- mientras pinta (¡y da saltos!)- ¡contracultural! -vale, como Woody Allen en Cómo acabar de una vez por todas con la cultura-. No, si analizando las cosas vamos comprendiendo el meollo del asunto. Todo es ponerse. Ahora vemos un párrafo que definitivamente nos hará comprender la obra de este artista: "La experimentación con múltiples materiales y estilos, o la variedad de temas que van desde los asuntos más cotidianos a cuestiones existenciales, le convierten en un artista relevante en el siglo XX." Vale, experimentación con ¿lápiz de color sobre papel de cartas con membrete de hotel? ¿óleos sobre lienzo? menudo transgresor... También, temas cotidianos como... ¿un tipo enorme desnudo con un huevo azul en lugar de cabeza y mirando una TV que tiene entre las piernas? Vale, temas existenciales como..., como... Bueno, alguno debe haber y a mi se me ha pasado. Qué va, es broma, sólo hay que fijarse en ¿ese Kippenberger que alza una pica, medio hombre medio esqueleto con un sol naranja al fondo?
El interés por Picasso.
Como dicen los paneles informativos de la exposición no era un interés "tanto a la interpretación moderna de los estilos o motivos de Picasso, como en su actitud artística y puesta en escena pública de su propio personaje." O sea, que de Picasso cogió su faceta menos artística, vas bien, chaval. Se basó en unas fotografías de Picasso en ropa interior para pitnar su serie Cuadros pintados a mano de 1992. Esta serie se inició en 1988 en la ciudad de Carmona, donde residió un tiempo junto a Albert Oehlen, otro artista con quien elaboraría el Manifiesto de Colonia.
¿Qué pinta Kippenberger?
Ya se dijo más arriba, corriente gestual-figurativa. Figuras que hacen gestos, está claro: alzan una pica, alzan un pañuelo o trapo para ser socorridos tras un naufragio o ponen poses de amargamiento como las de Jaqueline en su serie. En esta muestra podemos ver cuadros de dos series, los ya mencionados autorretratos de "Cuadros pintados a mano" -quizás lo mejor de la exposición- y los de la serie "Jaqueline: Los cuadros que Pablo ya no pudo pintar", y como dice el tríptico "en estas obras no hace en absoluto referencia a los cuadros que Picasso pintó de su última esposa, Jaqueline Roque, sino a una célebre serie de fotografías de la afligida viuda que David Douglas Duncan tomó al poco de morir el pintor español." En fin, el objeto de la muestra traído por los pelos. "Kippenberger nunca conoció a Picasso", podría haberse titulado también. Alguno de estos Jacqueline están bien, con figuras que pueden hasta recordar a Bacon. No me gustó mucho el aspecto geométrico con esos colores chillones que tan bien explota su compatriota Daniel Richter (no confundir con Gerard Richter) como sinónimo de violencia. En este caso creo que el empleo de estos naranjas o verdes intensos (de aspecto industrial) reducen el componente emocional del cuadro.
En su obra "Arte contemporáneo" Klaus Honnef -por cierto, edición con una obra en portada de Oehlen y otra en contraportada de Kippenberger- se dice de Kippenberger "¿Quién es Martin Kippenberger? El hecho de que sea un artista sólo responde a la parte más sencilla de la pregunta." Cielos, otro. El propio Kippenberger se definió en un peridódico de Colonia (menos mal, así no hay equívocos): "Derrochador, animador, intérprete de sí mismo, fanfarrón, líder y representante". Es decir, cualquier cosa menos un artista. En la exposición hay también posibilidad de ver algunos vídeos. Uno de ellos es gracioso. Es una entrevista con el crítico Roberto Ohrt de 1993 en la Exposición Candidature a une retrospective en París y Kippenberger contesta a algunas preguntas (existencialistas) con un catálogo de una exposición de Immendorff en las manos. El diálogo entre ambos es deliberadamente absurdo, digamos que surrealista, y no dejar de tener su gracia, lo que no tengo claro si se trata de una representación, una obra teatral, una performance -todo lo anterior es lo mimo, ¿no?- o una simple tomadura de pelo. No sé, esto de que los artistas pretendan ser algo más que artistas esconde alguna trampa. En otro el propio Kippenberger pregunta micrófono en mano a un joven que ha ido a un concierto a una exposición, no lo tengo claro, qué hacía allí y antes de que le conteste realiza unas muecas de burlas simulando una presunta contestación sin sentido. El joven no le hace ni caso pero Kippenberger vive su momento de gloria. Escribe Honnef: "El repertorio de Kippenberger mantiene una deuda con el concepto de Ilustración y, por tanto, es moderno, (todavía) casi vanguardista." Pero ser moderno ¿es algo?
En la segunda sala hay una hilera de dibujos hechos a lápiz sobre papel de carta de hoteles repartidos por todo el mundo. Desde el Hotel Palais Schwarzenber de Viena hasta el Miyako Hotel de Kyoto, pasando por el Excelsior de Nápoles o el Palazzo Vendramin de Venecia, Kippenberger utiliza el papel de carta para realizar bocetos para su serie La balsa de la medusa y también con motivos para la serie de Jaqueline. Me gustan estos dibujos de Kippenberger. Bueno, me gustaban hasta que vi que eran versiones de unas fotografías-autorretratos para el proyecto. De alguna forma el componente creativo había desaparecido con las fotos. No obstante los dibujos están bien. Los cuadros no me parecieron gran cosa -salvo quizás sus autorretratos de la serie Cuadros pintados a mano-, la verdad, bastante alejado del interés que pueden suscitar otros artistas alemanes más o menos coetáneos -aunque algo mayores- como Anselm Kiefer (1945), Markus Lüpertz (1941) o George Baselitz (1938).

domingo, mayo 01, 2011

Madonna Sixtina de Rafael.
(los críticos y Rafael, Dresde y Pitol).

Ya vimos cómo en la útltima entrada hacíamos referencia a Dostoievski y Wiesenthal. En ella citábamos la admiración que en Dostoievski habían producido dos obras de arte: el Cristo muerto de Holbein de Basilea y La Madona Sixtina de Rafael en Dresde. Hice una pequeña revisión de los comentarios críticos sobre este cuadro y sobre el arte de Rafael en general.
Gombrich o el arte de Rafael no son sólo bonitas madonas:
"Las mejores obras de Rafael parecen realizadas tan sin esfuerzo que no se puede relacionar con ellas la idea de una labor dura y obstinada. Para muchos, Rafael es solamente el pintor de esas dulces madonas que han llegado a se tan conocidas como escasamente agradecidas en sí, esto es, pictóricamente. (...) De hecho, su aparente sencillez es hija de un profundo pensamiento, una esmerada concepción y una sabiduría artística inmensa."
Vasari y sus Vidas o el origen de la Virgen Sixtina:
"Pintó para los monjes negros de San Sixto de Piacenza la tabla del altar mayor, con una Virgen junto a San Sixto y Santa Bárbara, una obra realmente rara y singular". Nota a pie: es la Virgen Sixtina en la Gemäldegalerie de Dresde, pintada sobre lienzo y fechada entre 1512-1513 y 1516.
Pijoán en la Summa Artis pone en duda esta aseveración: "...aunque Vasari vio la pintura sirviendo de altar mayor en un convento de Piacenza, es muy dudoso que estuviera en principio destinda a aquel servicio, pues está pintada sobre tela, lo que no se hacía entonces en caso de altares."
Ponce de León o cómo Rafael supera a El Perugino:
"Ya en sus primeras obras de Pensa como los desposorios de la Virgen (1504), demostró que su pintura era superior a la de su  maestro Perugino. La tabla de Rafael muestra un gran parecido con la entrega de llaves que Perugino realizó para la Capilla Sixtina." (foto Perugino)
Recuerdo haber visto este cuadro -el de Rafael (foto abajo)- en 2009 en Milán, en la Pinacoteca de Brera. Estaba recientemente restaurado y su ubicación -en una sala exclusiva- estaba documentada por el proceso de restauración -vídeo- y con textos relativos a la concepción del cuadro en sí.
También Cherubini en Los genios de la pintura cita a Perugino: "El esquema de composición está tomado de Perugino, sobre todo de su obra La entrega de las llaves, pero la estructura espacial propuesta se acerca más a las investigaciones sobre arquitectura más a las investigaciones sobre arquitectura llevadas a cabo durante estos años por Bramante y Leonardo da Vinci."
Földényi o Rafael anticipa a De Chirico: 
"Rafael: Las bodas de la Virgen: un cuadro sumamente sencillo, compuesto  a la perfección tan claro como la estructura de un cuadro abstracto. Nada anecdótico, nada de mensajes superfluos, y por eso irradia el mismo fervor que Klee o Rothko. (...) Por el silencio que emana el cuadro vuelvo a pensar en De Chirico."
No es de extrañar que el húngaro pensara en De Chirico, la perspectiva, los motivos arquitectónicos, la combinación espacial, el silencio de los personajes recuerdan mucho al artista surrealista del siglo XX.
Manfred Wudram o los avances artísticos en la obra de Rafael:
"Rafael recorre en sólo dos decenios un camino que ,con una coherencia interna absoluta, se puede comparar con una excursión a través de paisajes completamente diferentes.
Conquista el cénit del Alto Renacimiento con los fuegos de la Stanza della Signatura. Con la Expulsión de Heliodoro del templo de la Cámara Heliodoro del Vaticano abandona las proporciones armónicas del formato aproximadas al círculo y rompe las tendencias del movimiento de la Escuela de Atenas, dirigidas al centro, para hacer una composición centrífuga que abre una sugestiva profundidad en el eje vertical central. El equilibrio entre la superficie y el espacio queda abolido en favor de la tercera dimensión.
La rápida alternancia de luces y sombras acelera el movimiento desde delante hacia atrás, comenzándose a trasladar la armonía entre la línea y el color en favor del tratamiento pictórico.
En su última obra La transfiguración el equilibrio de la Escuela es reemplazado por la asimetría: los trazos del movimiento del más alto dinamismo producen una nueva forma de unidad pictórica, que al espectador ha de actualizar activamente.
En la obra de Rafael se produce, según las categorías de Wölfflin una transformación de la forma cerrada a la abierta, de la superficie a la profundidad, de la unidad a la diversidad."
En el museo del Prado existe una copia de La transfiguración, obra de Giovanni Francesco Penni.
L. Cherubini sobre la Madonna Sixtina o la influencia de los venecianos.
"Mientras realiza la serie de la Stanza de Heliodoro muere el Papa Julio II y le sustituye León X. El interés del artista se cifra ahora en el color, probablemente a causa de la influencia ejercida por los venecianos. De hecho Lotto se halla en Roma y Sebastiano del Pombo en 1511. En este sentido y junto a la experimentación cromática se descubren nuevos estudios en torno a los efectos de luz como se puede comrpobar en La liberación de San Pedro. A este momento pertenecen La Madonna de Alba (1511, Washington, National Gallery of Art), la Madonna de Foligno, el Retrato de Julio II y la Madonna Sixtina."
A.M.González o la perfección clásica y la luz irreal.
"La Madonna Sixtina es, tal vez, la mejor lograda obra de altar de esa época -parece que no ha leído a Pijoán y si lo ha hecho lo ha ignorado-. Ha sido considerada desde el siglo XVIII como la expresión más perfecta del arte clásico. Fue realizada por Rafael, probablemente, por encargo de Julio II, para la Iglesia de San Sixto (el protector de la familia della Rovere) de Piacenza. La obra está concebida como una aparición teofánica de la Virgen con su Hijo, en donde san Sixto (un retrato algo idealizado de Julio II) y santa Bárbara aparecen como los mediadores entre el grupo divino y los fieles (...) La luz juega un papel importante en la manifestación de esta aparición. Se trata de una luz irreal que inunda la escena de una suave tonalidad dorada." González también alude a la actitud despreocupada de los angelitos, al ritmo circular del conjunto, al pleno dominio de la composición y al control de los efectos de simetría.
Sergio Pitol y la maravillosa ciudad de Dresde.
Con respecto a la ciudad de Dresde, donde se encuentra este fabuloso cuadro de Rafael, no me resisto a poner un pasaje de Sergio Pitol perteneciente a su volumen Soñar la realidad. Una antología personal:
"Pasamos por pequeñas ciudades industriales desmanteladas, por aldeas que parecían casi despobladas. No todo, por supuesto, era así. Dresde, una ciudad maravillosa, resplandecía de elegancia. La desigualdad, nos informaron, se debía al reajuste de la parte ex socialista. Había que invertir en empresas rentables y abandonar las que funcionaban con pérdidas. Eso explicaba el amplio porcentaje de desocupados."
Dresde es ciudad hermana de mi ciudad natal -recuerdo una exposición por este motivo de artistas de esta ciudad en el museo municipal de la coracha hace unos años- y en su maravilloso museo, de ubicación excepcional -y que espero poder visitar algún día-, podemos ver además de la madonna Sixtina de Rafael obras tan geniales como Eva de Lucas Cranach, Joven leyendo una carta junto a ventana abierta de Johannes Vermeer, El hijo pródigo en la taberna y El rapto de Ganímedes, de Rembrandt, y la dulce Joven del chocolate, de Jean Etienne Liotard.